Como sabemos nuestra fe y relación con Dios se acrecienta con la oración. Por eso muchos de nosotros como padres, poniendo a nuestros hijos bajo la protección del Señor, compartimos con ellos especialmente antes de dormir un momento de oración. A medida que los arropamos, la oración no solo puede ser una rutina tranquilizadora, sino que también les enseña que pueden hablar con Dios como un Padre.
Sin embargo, es posible que cuando queramos orar, estamos cansados o los niños están al borde del sueño, por lo que es fácil desanimarse y darse por vencido, postergando así este momento de encuentro.
Recordar estos 7 consejos sobre rezar con tus hijos a la hora de acostarse puede ayudarte a superar algunos de esos obstáculos:
1. Todo avance cuenta
A menudo nos desmotivamos cuando nuestro ideal no coincide con la realidad. Como no podemos marcar seis cosas de nuestra lista de tareas pendientes, terminamos sin hacer nada, pero a menudo estaríamos mejor si nos ocupamos de al menos una cosa, o si dedicamos unos 5 o 10 minutos a una actividad. Lo mismo aplica aquí. Aunque no haya el tiempo o las ganas suficientes, orar al menos 5 minutos puede hacer la diferencia. Algo suele ser mejor que nada, y esto nos lleva al siguiente punto.
2. No importa cuánto ores
Tanto niños como adultos podemos perder la capacidad de concentración al estar tanto tiempo con la cabeza gacha. Sin embargo, aunque ciertamente queremos enseñarle a nuestros hijos a tener una relación cercana y de amistad con Dios, sabemos que el Señor conoce nuestras intenciones. "Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará." (Mateo 6, 6). Lo importante es que no dejes de darte a ti y tus hijos este espacio de oración. Y con profunda fe digamos las palabras con las que Jesús nos enseñó a orar: Padrenuestro…
3. Repetir puede ser algo bueno
¿Te cansas alguna vez de decir te quiero una y otra vez? Seguramente que no. De igual manera Dios nos espera así en la oración. Él no se cansa de escucharnos siempre y nuestra oración es un repetir diario al Señor: “aquí estoy, ayúdame a quererte cada día más.” Estos momentos de oración familiar serán atesorados en el corazón de tus hijos y dejarán una huella imborrable acerca de su relación con Dios. Las oraciones que solemos repetir día a día como el Padrenuestro, el Ave María, etc. se quedan grabadas en lo profundo de nuestra alma y nos acompañarán siempre.
4. Eres el mejor modelo que tiene tu hijo
Muchos padres han tenido la experiencia sorprendente y vergonzosa de ver sus acciones incorrectas imitadas por sus hijos. Resulta que los niños pueden modelar fácilmente nuestro mal comportamiento. Pero la buena noticia es que los niños también pueden modelar fácilmente cosas buenas, y tú eres el modelo más inmediato y efectivo que tienen tus hijos. Ver que tienes una relación de cercanía con Dios, de manera constante a través de la oración desmitificará el acto de orar y contribuirá en gran medida a ayudar a tus hijos a establecerlo como un hábito en sus propias vidas.
5. Involucra a tus hijos, incluso si son muy pequeños
Una acción que puedes realizar es pedirles a tus hijos que compartan algo por lo que están agradecidos y/o algo con lo que quieren pedirle ayuda a Dios. Esto ayuda a los niños a ver el vínculo muy real entre la oración y su vida cotidiana (y te da a ti, como padre, una mejor idea de lo que le emociona o preocupa a tu hijo).
Tampoco tengas miedo de pedirles que inicien la oración, pues cuando oras con ellos constantemente les estás enseñando cómo hacer esto por defecto.
6. Enfócate en lo esencial
Lo que más queremos para nuestros niños, más que les vaya bien en la escuela, conseguir un buen trabajo, tener una familia propia, etc., es que amen a Dios y que vivan una vida plena y feliz de acuerdo a sus mandatos. Entonces, cuando oramos con ellos, nuestras oraciones reflejan eso constantemente. Los padres no pueden cambiar sus corazones, pero Dios sí puede.
7. Lean la Biblia
Si estás buscando qué, cómo y sobre qué orar con tus hijos, no necesitas buscar más allá de la Biblia. Pueden iniciar rezando el Padrenuestro u orar con un pasaje como Isaías 41,10.
Asimismo, pidamos a nuestra Madre Santa María y a San José que nos ayuden a formar a nuestros hijos en la fe y en el amor a Dios, tal como ellos educaron a Jesús.