La Semana Santa es el tiempo litúrgico más esperado por los católicos. Sabemos que algo hermoso está cerca, pero aún no sabemos cómo impactará esta vez en nuestro corazón. Este año podremos participar presencialmente de las celebraciones litúrgicas, cuya riqueza simbólica nos interpelan y nos recuerdan el gran amor y sacrificio del Señor por todos nosotros. Pidamos a Dios la gracia de vivir una verdadera santa semana, con recogimiento y fervor para renovar nuestra fe y esperanza.

Jueves Santo: El Señor nos manifiesta cuanto nos ama

El Jueves Santo es un día en que se recuerda la última cena de Jesucristo y el lavado de los pies, como se describe en los evangelios. Durante la última cena, Jesús partió el pan y compartió la copa de vino, que se convirtieron en su cuerpo y su sangre, lavó los pies de sus discípulos en una muestra de servicio humilde y anunció su muerte. En este día, los católicos de todo el mundo reviven la historia donde en medio de la traición de sus amigos, el Señor nos manifestó su amor misericordioso.

 

· Actividad: lavado de manos o pies

Lee la historia de la última cena en Juan 13, 3-30 o Mateo 26, 17-29. Luego habla sobre cómo Jesús lavó los pies de sus amigos como un acto de amor, servicio y preparación. Si desean pueden lavarse los pies unos a otros como su propio acto de amor y servicio en preparación para el viaje que emprenderemos desde el Jueves Santo hasta la mañana de Pascua.

Hoy que nuestros templos ya están abiertos, podemos realizar la visita a Jesús Sacramentado, y acompañarlo durante la primera etapa de su calvario. Ofrezcamos nuestras oraciones por nuestros seres queridos, recordando que estos días santos podemos obtener la indulgencia plenaria, si cantamos con fervor ante el Santísimo el Tantum Ergo Sacramentum, antiguo canto litúrgico que nos invita a la alabanza a Dios presente en la Eucaristía.

Viernes Santo: Un día de dolor, sacrificio y amor

El Viernes Santo es un día en el que recordamos la crucifixión de Jesús. Es tentador pasar rápidamente esta parte de la historia del Evangelio, pero es importante que no nos apresuremos a pasar la Semana Santa para llegar a la Pascua sin permitirnos sentir el dolor y la angustia del Viernes Santo, pues llegamos a la resurrección y a la Pascua solo por la vía de la cruz.

· Actividad: desconectarse

“Desconéctate” desde el mediodía del Viernes Santo hasta el mediodía del Sábado Santo. Apaga y guarda todos los teléfonos celulares, tabletas, consolas de juegos, televisores, radios y computadoras durante veinticuatro horas. En este período de “oscuridad”, reflexiona solo o junto a tu familia sobre cuán desarticulados, desconectados, perdidos, ansiosos, indefensos, en paz o frustrados los hace estar separados de esos aparatos.

Haz preguntas: ¿Qué tan diferente sería nuestro mundo si la historia de Dios se hubiera detenido el Viernes Santo? ¿Cómo sería la vida si no entendiéramos que la historia de Jesús y su cruz es realmente una historia de gracia, misericordia, amor y perdón?

Participa también de la Liturgia de Adoración de la Cruz, en la que la Iglesia nos invita a recordar el acto sublime del amor de Dios por nosotros, que sacrificó a su Hijo para poder abrirnos las puertas del cielo.

Sábado Santo: un día de espera

El Sábado Santo es una fecha que conmemora el día en que Jesucristo yacía en la tumba después de su muerte el Viernes Santo, nos dice el catecismo: “Jesús conoció la muerte como todos los hombres y se reunió con ellos en la morada de los muertos. Pero ha descendido como Salvador proclamando la buena nueva a los espíritus que estaban allí detenidos”. Es un día de espera y anticipación. Trata de imaginar ese primer Sábado Santo: los discípulos de Jesús estaban en sus casas, apenados pensando que era el fin de todo. No recordaban las palabras de Jesús, que resucitaría en el tercer día. Solo una creyente mantiene firme la fe de la Iglesia, nuestra Madre Santa María, veló y esperó, confiada siempre en las promesas del Hijo.

Pidamos a Santa María que nos ayude a confiar, velar y esperar. Meditemos los siguientes pasajes y aguardemos a la Noche de Pascua, con nuestro corazón unido al de nuestra Madre. Nuestra postura espiritual como seguidores de Jesús debe ser la misma en este día: velar y esperar. Para entrar en la historia, recurre a los siguientes pasajes: Mateo 27, 57-66; Marcos 15, 42-47; Lucas 23, 50-56; Juan 19, 38-42.

Domingo de Pascua: Las tinieblas se abren paso a la Luz

¡Felices Pascuas! ¡Jesús ha resucitado! Hoy celebramos la verdad de que, en Cristo, la muerte ya no tiene la última palabra, pues Dios puede convertirlo todo, sufrimiento, enfermedad y muerte, en nueva vida. Comparte celebrando la Buenas Nueva de la Resurrección de Jesús. Para entrar en la historia, revisa Juan 20, 1-31.

· Actividad: Celebra en familia

Con la resurrección de Jesús viene una nueva vida. Ya no hay sufrimiento, es momento de compartir. Si celebramos el nacimiento de Jesús en Belén, su venida al mundo ¿Cómo no celebrar aún con mayor gozo su victoria sobre la muerte? ¿Cómo no celebrar el regalo de la vida eterna?

Te animamos a vivir con devoción, oración, silencio y expectativa esta semana, para que puedas acoger mejor la alegría Pascual en tu mente y corazón. ¡Vivir plenamente la Semana Santa nos ayudará a redescubrir el amor de Dios y dar gracias porque nos ofreció a todos la posibilidad de encontrarnos en comunión con Él!