Como con cualquier pérdida, uno nunca está totalmente preparado para enfrentar la partida de un ser querido, y aún más si este es nuestra pareja y compañero de vida. La muerte no solo se lleva a la persona, sino también a muchos proyectos, planes y sueños a futuro que compartíamos con el cónyuge, por lo cual puede resultar sumamente difícil adaptarse a estos cambios y nueva forma de ver el mundo. 

 

Aunque los sentimientos de tristeza, dolor y desesperanza parece que no pueden ser aplacados, hay que ser más empáticos con nosotros mismos. Al igual que la relación que formamos a lo largo del tiempo con nuestro ser amado, el duelo también tomará su tiempo, y hay algunas pautas que puedes seguir para sobrellevar mejor la pérdida:



  • Permítete sentir: aunque parezca obvio, no es posible asumir una pérdida si no nos enfrentamos a la realidad y esta, frecuentemente, es dolorosa. Llora o descarga tus sentimientos de modo que no los acumules. 
  • Apóyate en otros seres queridos: aunque perder al ser amado puede dejar una sensación de vacío y soledad, recuerda que hay quienes te acompañan en el duelo. Conversa y ora con tus hijos o suegros, y ayúdense mutuamente a superar la pérdida.
  • No olvides: uno de los mecanismos que podemos confundir para superar una muerte es el olvido. Sin embargo, contrario a olvidar los bellos recuerdos que tenemos con la pareja, debemos incorporarlos en nuestro día a día, formando nuevas tradiciones y rutinas en donde también se incluya al ser amado.
  • Refuerza tu fe: no te aísles de tus creencias y de Dios, mantente en oración y continúa conectando con Él. La fe muchas veces puede ser un salvavidas para quienes están atravesando por el duelo.

 

Por último, recuerda que el amor atraviesa toda barrera física y espiritual, pues aún hay vida después de la muerte.