El duelo suele ser una de las etapas más difíciles por las que puede atravesar un ser humano. Y, para ciertas personas, puede ser un tiempo en el que se cuestione mucho los designios que tiene Dios para nosotros, y la fe que nosotros tenemos en Él. Aunque, para muchos otros, la fe puede ser un refugio cuando han perdido a un ser querido, pues esta nos recuerda la promesa que nos hace Jesús de ofrecernos la vida eterna y la esperanza de poder reencontrarnos algún día en el cielo.
Así pues, en medio del duelo, la fe puede ser una tabla de salvación a la que aferrarse, que aporta calma en tiempos de tormenta, y nos ayuda a dar sentido y un orden a las cosas que suceden. Por ello, Dios nos invita a vivir nuestra fe, comunicándonos con él mediante la oración, y pidiéndole especialmente por nuestros seres queridos, por su salvación y, agradeciendo por el don de su vida, que podamos tenerlos siempre presentes en nuestra mente y corazón.
A pesar de estar pasando por una etapa dolorosa, es importante no olvidar que no estás solo, sino que tanto el poder divino de Jesús y la fuerza del Espíritu Santo te acompañan. Como bien dijo el Papa Francisco hace unos meses, dejémonos contagiar por el amor, tanto de nuestros familiares como de Dios, y así fortalecer nuestra alma con esperanza y fe.