Los niños, al igual que los jóvenes o adultos, forman parte de nuestra familia, por lo cual es indispensable incluirlos también en todo el proceso que conlleva la pérdida de un ser querido. Ya sea que se trate de la partida de un hermano, abuelo o tío, el proceso de duelo suele ser complicado, y cada niño lo enfrentará a su propia manera. Sin embargo, siempre deben estar acompañados de un adulto que los guíe a entender qué es lo que está sucediendo y a aceptar el cambio que supone este suceso. Estos son algunos consejos que pueden tomar quienes están al cuidado del niño:

  1. Explicar con un lenguaje simple y directo lo acontecido: debemos ser honestos con ellos, evitando eufemismos como “se han ido lejos” o “están durmiendo”, pues los niños hasta cierta edad suelen ver una realidad muy literal. Por ello, una manera de hacerles entender es hacer una analogía entre la muerte y que el cuerpo deja de “funcionar”.
  2. Responder a sus preguntas: es posible que después de contarle sobre la muerte de un familiar, surjan consultas en el niño, pues puede que aún no comprendan del todo el hecho que todos en algún momento pereceremos. “¿A dónde se ha ido?” es una de las preguntas más frecuentes y, al igual, se deben evitar las ambigüedades, respondiendo directamente que el ser querido se encuentra en un cementerio, o cual sea el caso.
  3. Hacerlos parte de la despedida: antes que nada, se les debe contar qué es lo que ocurre en un funeral, y después de ello dejar que decidan si desean asistir a uno o no. En este punto también se puede aprovechar para conversar sobre las creencias religiosas de la familia, y la importancia de este tipo de rituales.
  4. Ser transparentes: muchos papás temen que sus hijos los vean llorando y sean testigos de su dolor, no obstante, esto le enseña al niño que llorar es una reacción natural ante una pérdida, lo cual hará que ellos también se sientan cómodos de expresar lo que sienten.

Finalmente, tengamos siempre presente que todos reaccionamos de manera diferente a una pérdida, y algunos niños mostrarán su tristeza llorando, otros siendo hiperactivos o cambiando levemente su actitud. Recordemos que no hay manera correcta de afrontar una muerte, y que cada uno lleva el duelo como de diversa manera. Lo que queda es estar ahí con ellos y guiarlos en todo el proceso, brindándoles las herramientas emocionales necesarias que le ayudarán a lo largo de su vida.