Todo cambio requiere pérdida. A veces es alegre porque estás perdiendo algo no tan bueno a cambio de algo maravilloso, otras veces cambiar significa perder algo bueno, algo que extrañarás, porque decides que lo siguiente es más importante.

Experimentamos el dolor de la pérdida y comenzamos a preguntarnos si cambiar fue una mala jugada. Cuando surge esa duda, centrarse en su objetivo real se vuelve aún más importante.

Jesús dijo: “Aquellos que pierdan su vida la encontrarán”. Y, francamente, estaba hablando de un panorama bastante amplio, invitando a las personas a dejar su forma de vida anterior, aquella que está alejada de Dios, aquella en la que Él no forma parte, y seguirlo. Sin embargo, aquellos que ya están siguiendo a Jesús también necesitan este mensaje.

Le has “dado a Jesús tu vida”, pero ¿tiene Él las horas de tu día? ¿O todavía son tuyos?

Hacer tiempo para Dios no significa agregarlo al espacio vacío en tu agenda. Significa identificar lo que estás dispuesto a perder para darle a Dios más de tu vida.

Empieza a hacer tiempo hoy

Nuevamente, no puedes simplemente decidir hacer tiempo para Dios, primero necesitas planificar cómo lo vas a hacer. Si bien asegurarte de que Dios obtenga el mejor lugar en tu día es un lugar fantástico para comenzar, realmente lo recomendable es no quedarse ahí. Dios no quiere parte de ti, Él quiere todo de ti todo el tiempo.

Por supuesto, esto no significa que tengas que sentarte y leer la Biblia todos los días durante horas, o que tengas que estudiar la Biblia en profundidad mientras también intentas poner la cena en la mesa. Simplemente significa que podrías además de los momentos fuertes de oración, incorporar a Dios en tu rutina diaria.

Por ejemplo, podrías hacer tiempo para Dios en tu vida diaria al:

- Ofrecer tu esfuerzo diario y cotidiano en cada cosa que haces por tu conversión y la de los tuyos.

- Preguntarte en tus acciones u omisiones que haría Jesús en tu lugar.

- Pedirle a Dios que te ayude a vivir según sus planes.

- Ayudarte escuchando un podcast católico mientras manejas, mientras limpias la casa, mientras comes o mientras te preparas por la mañana.

- Compartir una cita bíblica, especialmente aquella que haya hecho particular eco en ti, en tu casa, en el trabajo, en el automóvil.

- Decorando tu hogar con algún artículo religioso, que te ayude en tu vida de piedad, puede ser un cuadro, una imagen, o hasta imanes en el refrigerador, .. Recuerda que la idea es que ellos te ayuden a remitirte a lo esencial. - Crear una rutina de oración especial. Es más fácil recordar orar cuando lo asocias con otra cosa que haces regularmente. Por ejemplo, podrías orar cada vez que subas al auto, cuando estés a punto de salir de casa o antes de dormir. Crear tiempo para Dios representará el hábito más valioso en nosotros.

- No olvides que es importante para nuestro encuentro con el Señor reservar momentos intensos de oración, puede ser una meditación bíblica, una visita al Santísimo Sacramento, etc. y de manera privilegiada lo encontraremos en los sacramentos. Dios está presente en toda nuestra vida, pero es necesario hacer un algo para dedicarle un tiempo especial, en el que podamos escucharlo. Finalmente, cuando decidas cómo hacer tiempo para Dios con un horario ocupado, mantén tus expectativas realistas.

Hay algunos periodos en la vida que naturalmente serán más ocupados que otros y eso está bien. Es posible que tus momentos de tranquilidad ahora no se parezcan a los de hace 5 o 10 años, y tampoco se verán igual dentro de algún tiempo. Pero aún en momentos difíciles, debemos recordar que Dios nunca nos abandona

Dios no está en el cielo con una tarjeta de puntuación, anotando cada minuto que pasas (o no) en oración. Él no lleva una gran cuenta de cuántos versículos has memorizado o cuántas páginas de tu Biblia lees hoy, pero como un Padre Bueno, está a la espera siempre de nosotros.