Al momento de afrontar la partida de un ser querido, debemos tomar decisiones con respecto a la despedida y el homenaje que se le realizará. Y, para alivianar la carga emocional que conlleva también hacer todo el trámite, es recomendable que se decida anticipadamente y a modo de prevención.

La sepultura es, en general, la forma principal de despedida de los creyentes, decisión en la que influyen no solo las costumbres culturales, sino también las creencias religiosas. Ello, puesto que Jesús también fue sepultado y por fe creemos firmemente que los cuerpos enterrados posteriormente serán resucitados y reunidos con sus almas. Además, en la sepultura se resalta la dignidad del cuerpo humano, siendo esta la manera más adecuada de expresar nuestra fe y esperanza de la resurrección corporal.

Asimismo, desde el lado psicológico, se afirma que es más auténtico y solemne tener una ubicación/espacio en donde se pueda “visitar” a los familiares, pues el decir “voy a visitar a mi mamá”, por ejemplo, produce una sensación de acompañamiento. Al igual, los funerales que suelen preceder a la sepultura, rituales en los que se dice el último adiós a los seres amados, son sumamente importantes en el proceso de sanación luego de la pérdida, ya que se comparte también con otras personas, generando una sensación de unión y de no estar solos en el sentimiento.

Por otro lado, muchas personas prefieren esta alternativa, ya que la consideran más personal. La familia puede escoger, pues, el espacio en donde descansará el ser querido, el ataúd o la lápida, de modo que se hace a los deudos más partícipes del proceso.

En suma, es importante recalcar que planificar con anticipación, hablando con nuestra familia sobre nuestros deseos, puede evitar una carga mayor, no solo emocionalmente, sino también económicamente. Por ello, los invitamos a conocer sobre nuestros servicios de prevención AQUÍ