Explicar a un niño sobre la muerte, especialmente si es muy pequeño, a menudo puede ser una tarea difícil y es posible que no estés preparado para muchas preguntas.

Los niños tienden a tener curiosidad natural sobre lo desconocido, es importante acoger esas dudas con paciencia y amor, para que el niño pueda sentirse y aprender en una ambiente seguro.

A veces, saber qué decir ante estas preguntas puede ser increíblemente difícil, y es posible que te preocupe decir algo incorrecto en un momento tan delicado.

A continuación, te contaremos acerca de algunas de las preguntas más comunes que hacen los niños sobre la muerte de un ser querido y la mejor manera de responder.

1. ¿Es la muerte como dormir?
Independientemente de lo que creas, es importante no referirse a la muerte como confusa para ellos. Es fácil que un niño se confunda y adquiera el miedo de que va a morir mientras duerme.

La mejor manera de explicar la muerte es diciendo que todos necesitamos nuestro cuerpo para vivir, y cuando nuestro cuerpo se enferma y la medicina no puede ayudar a mejorarlo, eventualmente dejará de funcionar. Y cuando nuestro cuerpo ya no funciona, significa que estamos muertos. Explicar la idea de la muerte como un proceso.

En cuanto a lo que sucede después de la muerte, es importante es importante responder a ese miedo desde la fe en Dios. Para que él pueda sentir una luz de esperanza y pueda proteger su corazón ansioso.

2. ¿Volverán?
Esta es otra pregunta común y se escucha mucho, particularmente de los niños más pequeños que a veces tienen dificultad para aceptar la muerte. En este caso, es vital tener esto muy claro desde el primer momento.

Indicarle que pueden buscar al ser querido en sus corazones, desde un lindo recuerdo o haciendo alguna actividad que compartían. Lo ayudará a sentirlo cerca.

3. ¿Moriré yo también?
Lo mejor que se puede decir aquí es explicar que todos vamos a morir en algún momento de nuestras vidas.

Es importante explicar que solo porque alguien que conocen haya muerto, no significa que ellos también van a morir. Que Dios siempre espera lo mejor para ellos y que solo teniendo fe en el destino que él tiene para nosotros estaremos más seguros.

4. ¿Es mi culpa?
Esta puede parecer una pregunta inusual, pero en realidad es muy común que los niños piensen que la muerte de un ser querido o un familiar es su culpa, tal vez por un pensamiento que tuvieron, o algo que le dijeron al ser querido que ha muerto.

Debido a esta culpa infundada, es absolutamente crucial enfatizar que no es su culpa y explicar la razón por la cual la persona ha muerto. De este modo, no hay duda alguna de que la culpa recaiga sobre ellos.

No obstante, por el contrario, a veces a los niños no les gusta hacer las preguntas anteriores, o no saben cómo hacerlo y se frustran. Otras veces, pueden tener muchas más preguntas, pero dudan en preguntarle a alguien cercano por temor a lastimar o molestar aún más a la persona. A menudo, hablar con un pariente menos inmediato o un amigo cercano de la familia puede ayudar a un niño a abrirse y hacer las preguntas que se ha estado guardando.

Y, si no tienes la respuesta a una pregunta que el niño hace, está bien decirlo. Si es una pregunta para la que puedes encontrar la respuesta, solo di que te comunicarás con ellos cuando lo hayas descubierto.

Enfrentar el duelo en niños puede ser desafiante, pero es esencial brindarles un espacio seguro para expresar sus preguntas y emociones sobre la muerte. Responder con empatía y honestidad les permitirá comprender y procesar su dolor de manera saludable. Recordemos que cada pregunta que plantean es una oportunidad para apoyarlos en su proceso de sanación y crecimiento emocional. Al abordar el tema con sensibilidad, ayudaremos a los niños a encontrar consuelo y esperanza mientras aprenden a enfrentar la pérdida en su propio tiempo y ritmo.