Tendemos a planificar cada etapa de nuestra vida, estableciendo metas sobre dónde queremos estar en un punto determinado, así, tenemos una idea de cómo debería ser nuestra vida y cuándo deberían suceder las cosas. A veces, nuestra vida sale como la planeamos, pero otras, es muy diferente de cómo pensamos que sería o incluso debería ser. Y cuando nuestros planes y metas no suceden como pensamos, podemos perder nuestra confianza en Dios y su plan para nuestras vidas.

Al respecto, el Papa Francisco nos habla de una confianza vigilante, de vivir con responsabilidad nuestra fe: “La esperanza vigilante y la paciencia son dos características que definen a quienes se han encontrado con Jesús, estructurando su vida desde la confianza y la espera, conscientes de que el futuro no es solo obra de nuestras manos, sino de la preocupación providente de un Dios que es todo misericordia.” Con esto nos invita a amar la vida en todos sus momentos, ya sean buenos o malos, pues confiando en Dios y el propósito que Él tiene para nosotros, todo será más llevadero.

Es fácil confiar en Dios cuando nuestros planes parecen estar alineados con Él, pero es complicado entender que existe un plan para nosotros cuando la vida no va como esperábamos. Los momentos en que es más difícil confiar en Él son los que requieren más coraje, fuerza y el conocimiento de que nuestras alegrías y sufrimientos tienen un propósito. 

El Libro de Job es una historia de valiente confianza en Dios, independientemente de las circunstancias en las que nos podamos encontrar. Job, un hombre justo y santo, continúa alabando a Dios en sus alegrías y tristezas. La angustia y la pérdida que experimenta lo llevan a la desesperación y la duda, e incluso a cuestionar el propósito y la bondad de Dios. Sin embargo, incluso en su desesperación y tristeza, descansa sabiendo que Dios “hace cosas grandes más allá de nuestro entendimiento.” (37, 5) Dios continúa obrando en su vida a través del quebrantamiento y las dificultades para traerle gran gozo y felicidad.

Al igual que Job, Dios está haciendo grandes cosas en nuestras vidas, incluso cuando no sentimos que está obrando sobre ellas en absoluto. Job continúa poniendo a Dios en el centro de su vida mientras lo pierde todo: su ganado, sus propiedades, su familia y sus amigos. Nosotros, como Job, debemos continuar poniendo a Dios en el centro y tener valor al saber que Él sabe lo que necesitamos, y cuándo lo necesitamos. No es solo confiar en Dios y creer que Él está obrando en nuestras vidas, sino tener el coraje de vivir con Dios en el centro mientras Él hace cosas asombrosas por nosotros. Vivir con valentía cuando el plan de Dios no es como creemos que debería ser nuestra vida significa tener el valor de que Su plan es mejor que cualquier cosa que podamos soñar y descansar en ese conocimiento. 

No vivamos con miedo o desesperación, sino más bien con valentía que nuestro Dios está haciendo cosas maravillosas por nosotros, aunque no siempre las podamos ver. Dios está obrando en nuestras vidas, solo necesitamos tener el valor de confiar en su propósito.