El año litúrgico inicia con el Tiempo de Adviento, en el cual nos preparamos para la llegada de Jesús. Durante 4 semanas, manteniendo un espíritu de vigilia, los católicos disponemos nuestro corazón para recibir a Cristo y celebrar su presencia. No obstante, este tiempo sagrado de reflexión suele ser interrumpido por las clásicas luces y compras navideñas, que nos hacen perder el foco principal tanto del Adviento como de la Navidad. Aunque probablemente este año, debido a la coyuntura, algunas de estas situaciones cambien, considerando que quizás no podremos estar todos en familia, ya sea por el distanciamiento social, porque tenemos algún familiar enfermo o porque hemos perdido a algún ser querido y puede ser que la tristeza nos envuelva el corazón.

 

Por ello, debemos tener siempre presente el por qué y a quién celebramos. Nos preparamos para recibir al Hijo de Dios que se hace hombre por nosotros, y que nos viene a iluminar en la oscuridad: “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande” (Is 9,1).  Pues, a pesar de que este año tengamos tinieblas en nuestro corazón, la luz de Cristo es más grande y nos ofrece consuelo y esperanza.

 

Te invitamos a vivir el Adviento cada día y te ofrecemos algunas recomendaciones para poder vivirlo en familia:

 

  • Calendario de Adviento

Podemos realizar un calendario que dure hasta la llegada de Jesús, en el cual plasmemos metas y ofrecimientos diarios por cumplir. Involucrar a los niños es esencial, explicándoles que al cumplir los objetivos estarán preparando su corazón para la Navidad.

 

  • Armar el árbol de Navidad

Esta es una de las actividades clásicas previas a la Navidad y, para vivir el Adviento adecuadamente, podríamos optar por colgar ornamentos que reflejen el verdadero sentido de esta celebración.

 

·         Reflexión y oración

Es importante el silencio y la reflexión para preparar nuestro corazón y renovar nuestra fe. Podemos leer, meditar y reflexionar pasajes de la Biblia. Incluyamos también a los pequeños de la casa para que conozcan la historia del nacimiento de Jesús.

 

·         Tiempo de ofrecer

Ya sea orando o participando activamente de algún voluntariado para ayudar a los más necesitados, el Adviento es un buen momento para amar a nuestro prójimo tanto como a nosotros mismos.  

 

Así, a través de estas actividades, renovaremos nuestra fe y nuestro deseo de recibir a Cristo por medio de la oración, la benevolencia y la caridad con los que nos rodean, procurando ser mejores para la llegada de Jesús.