Lo aceptemos o no, la muerte nos asusta. Tal vez por eso es que la pandemia, que aún seguimos atravesando, ha resultado tan traumática para el mundo, ya que vivimos en una cultura dominada por el miedo a la muerte. Hasta cierto punto, tiene sentido, pues nos asusta lo desconocido, y no sabemos qué hay más allá de ella.
Muchos no tienen duda que hay vida después de la muerte, sin embargo, siempre existe ese temor a qué es lo que pasa en la transición entre esta vida y la siguiente. Al pensar en ella, el pánico puede apoderarse de nosotros, con una sensación extraña y pesada que se posa sobre nuestro pecho. Queremos gritar y llorar al imaginar que un día nuestro cuerpo ya no estará más aquí. Podemos pensar también en aquellos que ya partieron, y lo que sintieron momentos antes de fallecer. Algunos enfrentaron la muerte con valentía, otros se resistieron, y para muchos más la muerte llegó tan rápido que no se dieron cuenta cuando lo hizo. Asimismo, el miedo a estar solos cuando ella venga a nuestro encuentro es un pesar más recurrente cuando se va entrando a la tercera edad.
¿Cómo lidiamos con nuestro miedo natural a la muerte? No hay quien escape del miedo, lo que importa es que reconozcamos que es natural tener miedo y que le pidamos nos ayude a estar preparados en el momento que Dios nos convoque a su casa. Cuanto más crece nuestra comunión con Dios a través de la oración, más le entregamos los miedos de nuestro corazón, y Él nos otorgará la gracia de vivir con esperanza y confianza en su voluntad. Esto nos brinda el valor para hacer todo lo que nos pide, incluso si ello significa enfrentar a la muerte con el corazón abierto.
¿Y qué relación hay entre la Biblia y la muerte? Algunas citas bíblicas nos invitan a no temer a la muerte, y a entender nuestra vida como un camino de peregrinación a la patria celestial. Recordemos que Jesús mismo murió y resucitó. Según las Escrituras, nuestro Salvador atravesó el temor de la muerte, sabiendo el sufrimiento por el que tendría que pasar, pero en todo momento confío en los planes de Dios, y siempre estuvo dispuesto a decirle que sí. Al igual, nosotros también nos levantaremos. Además, tenemos los sacramentos a nuestra disposición para ayudarnos en el camino hacia la muerte terrenal, que son dones que nos ayudan a superar nuestro miedo. Finalmente, debemos esforzarnos por vivir el Evangelio creyendo en Jesús, siguiendo sus caminos y las gracias de los sacramentos, ¿por qué deberíamos temer a la muerte?
La fe nos da el conocimiento “que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Rom 8, 38-39) Este es uno de los versículos que más se menciona cuando se habla sobre la muerte propia o de un ser querido. Así pues, este nos da a entender que cuanto más crecemos en la fe, menos nos domina el miedo, incluso el miedo a la muerte.
Declaremos, como San Pablo a los corintios: “Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Corintios 15: 54-55) Otra de las frases que encontramos en la Biblia que nos brinda luces sobre la muerte y que nos ayuda a entender que cuando hayamos aceptado que la muerte es un paso más hacia nuestra eternidad, estaremos en paz con nosotros mismos.
Recordemos que nuestra esencia es eterna, y que los lazos de amor y amistad que formamos en esta vida están destinados a durar para siempre.