Una de las mayores preocupaciones y angustias para muchos cristianos es con los miembros de sus familias que no han llegado a la fe en Cristo, o que quizás han abandonado la fe con la que crecieron. Muchos de los fieles muestran esa inquietud por esos seres queridos en sus oraciones, y a veces es difícil saber cómo acercar a ellos nuevamente la fe en Dios y su Palabra.
Compartir el Evangelio con nuestra familia debe ser parte de nuestra conversación natural con ellos. Estas son personas que amamos y de las cuales nos preocupa su destino eterno. Una conversación no necesita tener un guion, sino que puede surgir muy fácilmente con preguntas sobre sus pensamientos acerca de los temas espirituales.
Cuando trates de evangelizar a tu familia, ten presente que en algún momento también estuviste espiritualmente perdido, hasta que el Señor redimió y convirtió tu corazón de las tinieblas a la luz. Se necesita discutir el pecado, la ira, el juicio y más temas delicados, a fin de que las personas agnósticas o no creyentes comprendan qué es el arrepentimiento y qué significa poner su fe en Dios. La verdad más importante para recordar es que Dios salva, por ello estamos llamados a ser fieles y compartir la buena nueva del Evangelio.
Pero, ¿por qué debemos tratar de evangelizar en casa? Evangelizar a la familia es descubrir el potencial espiritual que tiene esta. La familia, pues, es la comunidad de fe más pequeña, la “iglesia doméstica” y, como lo mencionó el Papa Pablo VI: “La familia, como la Iglesia, debe ser un lugar donde se transmita el Evangelio y desde donde se irradie el Evangelio.” En esta mini iglesia, la fe se transmite directamente, a través de la palabra y el ejemplo, e indirectamente, a través de todas las pequeñas cosas que componen la vida familiar cristiana.
Por otro lado, ¿cuál es la importancia de evangelizar en un hogar? La evangelización en el hogar suele ser el método más productivo de evangelización. Dado que el evangelio se explica a todo un grupo al mismo tiempo, el potencial para creer es mayor para muchos que cuando el evangelismo se limita a las personas.
Si es que los miembros de tu familia no quieren oírte, recuerda que una respuesta negativa inicial no niega el valor de este método. Es cierto que las familias a veces se resisten, mientras que los miembros individuales de la familia pueden ser receptivos. En ese caso, el grupo familiar debe ser respetado como una unidad social y no tratado como un adversario, aunque pueda oponerse a un miembro creyente.
En suma, intenta compartir sobre la exclusividad del evangelio, habla sobre por qué Jesús es el único camino al cielo y comparte el Evangelio mientras hablas de tu testimonio. Un buen ejercicio es expresar tu vida de fe en tus acciones cotidianas ese es el mensaje más elocuente, de tal manera que tus seres queridos puedan ver en ti la coherencia entre tus palabras y actos. Con el anuncio y tu testimonio podrás compartir de mejor manera a los demás tu encuentro con Jesús.