La corona de Adviento es parte de la tradición desde tiempos inmemorables, aunque sus orígenes reales son inciertos. En la Edad Media, los cristianos adoptaron esta tradición y utilizaron coronas de Adviento como parte de su preparación espiritual para la Navidad. Nos recuerda a Cristo que es “la luz que vino al mundo” para disipar las tinieblas del pecado e irradiar la verdad y el amor de Dios. (Juan 3: 19-21).

¿Cuál es el simbolismo que lleva cada elemento de la corona? La corona está hecha de varios árboles de hoja perenne, lo que significa vida continua. Incluso estos árboles de hoja perenne tienen un significado tradicional que puede adaptarse a nuestra fe: el laurel significa victoria sobre la persecución y el sufrimiento; Pino, acebo y tejo, inmortalidad; y cedro, fuerza y curación. El círculo de la corona, que no tiene principio ni fin, simboliza la eternidad de Dios, la inmortalidad del alma y la vida eterna que se encuentra en Cristo. Cualquier piña, nuez o vaina que se use para decorar la corona también simboliza la vida y la resurrección. En conjunto, la corona de árboles de hoja perenne representa la inmortalidad de nuestra alma y la vida nueva y eterna que nos prometió Cristo, que entró en nuestro mundo siendo hombre y que triunfó sobre el pecado y la muerte a través de su pasión, muerte y resurrección.

Los cuatro colores de velas representan las cuatro semanas de Adviento. Una tradición, es que cada semana representa mil años, para sumar los 4.000 años desde Adán y Eva hasta el nacimiento del Salvador. Tres velas son moradas y una rosa. Las velas moradas representan la oración, la penitencia y los sacrificios preparatorios. El cirio de rosas se enciende el tercer domingo, cuando el sacerdote viste casulla rosa en la misa, se le conoce como el Domingo de Gaudete que es el de la alegría, porque los fieles han llegado a la mitad del Adviento, cuando ya la mitad de su preparación ha terminado y se acerca la Navidad. El encendido progresivo de las velas simboliza la expectativa y la esperanza que rodean la primera venida de nuestro Señor al mundo y la anticipación de su segunda venida para juzgar a los vivos y a los muertos.

La luz nuevamente significa Cristo, la Luz del mundo. Algunas adaptaciones modernas incluyen una vela blanca colocada en el medio de la corona, que representa a Cristo y se enciende en Nochebuena. Otra tradición es reemplazar las tres velas moradas y una rosa por cuatro velas blancas, que se encenderán durante la temporada navideña.

En la práctica familiar, la corona de Adviento se enciende de manera más apropiada a la hora de la cena, después de la bendición de la comida, y así sucesivamente durante los siguientes domingos que preceden al nacimiento del Niño Jesús. La cabeza de la familia puede iniciar este ritual con una oración: “Oh Señor, despierta nuestro corazón para que podamos prepararnos para Tu Hijo unigénito, para que por Su venida seamos dignos de servirte con mentes puras. Que vive y reina para siempre. Amén.

En suma, dado que el Adviento es el tiempo para avivar nuestra fe en el Señor, la corona y sus oraciones nos brindan una manera de aumentar esta preparación especial para la Navidad. Además, esta buena tradición nos ayuda a permanecer vigilantes en nuestros hogares y no perder de vista el verdadero significado de la Navidad.