A propósito de la celebración de la Solemnidad de Pentecostés, puede que te estés haciendo la pregunta: ¿cómo influye el Espíritu Santo en mi vida? En estos momentos, especialmente complicados y sombríos que estamos viviendo, debemos recordar que aunque muchas veces no podamos sentirlo, Dios siempre tiene en cuenta lo que sentimos. Y es justamente en estos tiempos en que se nos presenta una oportunidad de acercarnos aún más a Él, a través del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es ese amigo fiel que escucha, pero no juzga y que está dispuesto a consolarnos siempre que lo necesitamos. Jesús lo llamó también “Espíritu de la Verdad”, quien nos guiaría hacia la verdad completa y estaría con nosotros a lo largo de nuestra vida. Aquel que representa a Jesucristo mismo y está dentro de nosotros, liberándonos de nuestros miedos e invitándonos a continuar con nuestro camino, así como lo hizo con los apóstoles y la Virgen María.
Así también, el Espíritu Santo es el que nos ayuda a cumplir con nuestro compromiso de vida con Jesús, pues llenos del amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Jesucristo y a nuestro prójimo. De esta manera, gracias al Espíritu Santo es que alcanzamos una hermandad y unidad con nuestros pares, independientemente si predicamos el mismo credo o no, ya que todos somos hijos de Dios. Como bien ha dicho el Papa Francisco: “El Espíritu desciende sobre nosotros, a pesar de todas nuestras diferencias y miserias, para manifestarnos que tenemos un solo Señor, Jesús, y un solo Padre, y que por esta razón somos hermanos y hermanas.”
El Espíritu Santo nos llena de amor, paz, fe y mucha esperanza, fortaleciendo nuestro corazón todos los días, con el fin de ser testigos del Señor y mostrarnos la belleza del mensaje cristiano.