Probablemente cuando ya todo haya acabado, voltearemos a ver estos casi 2 años con tristeza, enojo y temor. Pero, como en cualquier situación, no todo es negativo. ¿Qué es lo que podemos rescatar de esta pandemia? Esta situación mundial nos hizo detener, rebobinar y replantear nuestra rutina. Las relaciones se vieron afectadas, nuestra salud tanto física como mental fue dañada por el encierro y las noticias trágicas que veíamos día a día, y así, un sinfín de daños colaterales. Sin embargo, tal vez esto es lo que nos hizo darnos cuenta de qué cosas veníamos haciendo mal, quizá estábamos viviendo en modo automático, sin disfrutar plenamente de lo que nos rodea y de todo lo bello que nos ofrece la creación de Dios.
Agradezcamos haber tenido más tiempo para pasar con nuestra familia. Tiempo y espacio que se nos ha regalado para conocerlos mejor, interesarnos por sus alegrías, tristezas, preocupaciones, y vivir verdaderamente como una familia. Siguiendo la palabra de Dios: “Sean humildes y amables, sean comprensivos y sopórtense unos a otros con amor” ( Ef 4,2)
Por otra parte, lamentablemente muchas personas han fallecido a causa del virus que aún aqueja nuestro planeta. El hecho de que nosotros sigamos con vida aquí, junto a nuestros seres queridos, es un milagro de por sí. Es oportuno, en este sentido, darnos un espacio en nuestra oración para agradecer a nuestro Salvador por un día más de vida, y por la salud de nuestros familiares. Demos gracias y aprovechemos cada día al máximo.
Otro tema que también ha tomado importancia y deberíamos aprender a tomar en cuenta, es la de los servicios de prevención, para estar listos cuando un ser querido sea llamado a su encuentro con el Señor. Un servicio de necesidad futura no solo te cubrirá los trámites necesarios y el homenaje final a tu ser querido, sino que te proporcionará la tranquilidad anticipada para que, llegado el momento, puedas vivir tu duelo pacíficamente.
Después de todo, leyendo lo positivo que hemos rescatado de este panorama, entendemos que los tiempos de Dios son perfectos, y que cada designio suyo tiene un propósito. Continuemos confiando, orando y poniendo nuestras vidas en su mano. Él está ahí para nosotros.